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Ahora que la digitalización en el café es un hecho, ¿vamos en la dirección correcta?

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Este artículo apareció en la edición Noviembre/Diciembre 2020 de Revista Roast.

Por Elisa Criscione

La digitalización de la cadena de valor del café ganó impulso durante el año pasado. La COVID-19 tuvo un efecto desencadenante, pero incluso antes de la pandemia, la tecnología ya había llamado la atención de la industria.

El Coffee Development Report de la Organización Internacional del Café (ICO, por sus siglas en inglés) publicado en 2019 considera que la innovación es una oportunidad para crear una cadena de suministro más equitativa, especialmente en su incorporación a nivel de finca.(1) La digitalización no sólo ha sido reconocida como una oportunidad hacia una industria más sustentable en su conjunto, sino que su potencial se enfoca, especialmente, en hacer que los productores y las cooperativas incrementen sus ingresos, enfrenten el cambio climático y tengan una actitud proactiva hacia su negocio.

La digitalización en origen se presenta de diversas formas, desde auditorías para certificación y trazabilidad, pasando por el monitoreo de los niveles de calidad y producción, hasta herramientas para evitar la propagación de pestes o enfermedades. La mayoría de las herramientas tecnológicas recolectan información de los productores, la almacenan en aplicaciones o plataformas destinadas para ese propósito y, posteriormente, la evalúan, la monitorean y la comparten. Este último paso, en particular, ha sido motivo de preocupación debido a la forma en la que los datos son utilizados por los diferentes actores.

Una vez que las soluciones digitales son implementadas a nivel de finca, ¿cuánta información se queda con los productores y cooperativas, y cuánta es aprovechada por otros interesados, como comercializadores, tostadores y consumidores? ¿Se distribuye equitativamente? ¿Podemos decir que la digitalización está beneficiando a los productores y cooperativas tanto como beneficia a los actores al final de la cadena (aquellos que promueven la transparencia y la trazabilidad de sus cafés)? Y, si esta información efectivamente regresa a los productores y cooperativas, ¿qué tipo de datos son percibidos como provechosos?

Estas preguntas fueron el hilo conductor de un estudio que realicé en el curso de SCA Professional Sustainability (Profesional en Sustentabilidad de la SCA). Tuve la oportunidad de entrevistar a seis cooperativas representativas en sesiones personales y semiestructuradas, esto es, a todos los participantes se les hicieron las mismas preguntas, aunque me permití algo de flexibilidad. Tres de los participantes estaban en Latinoamérica y los otros tres, en África Oriental.

Antes de realizar las entrevistas, intenté enfocarme en la literatura existente en este tema. El objetivo era entender si el problema acerca del intercambio de datos ya había sido señalado en otro reporte de la industria. Puedo decir que la literatura disponible sobre la aplicación de tecnología en el café es muy escasa. Sin embargo, al ampliar la investigación a tecnología y agricultura, los profesionales de la tecnología en agricultura (Agtech) señalaron que la información normalmente no regresa a los productores después de ser recolectada; al contrario, por lo general es monetizada por compañías privadas u otros actores, sin reportar ningún beneficio a los proveedores originales de la información.(2)

Así entonces, mis preguntas siguen siendo pertinentes. ¿Esto es lo que realmente pasa en el café? Y, si es así, ¿hay algo que la industria pueda hacer para garantizar que la información sea compartida más equitativamente entre los actores? ¿Podemos adaptar la tecnología para que así sea? Es curioso pensar que las herramientas digitales han sido presentadas en la literatura, precisamente, como los ejes impulsores de beneficios a los productores y cooperativas, pero, una vez integradas, esto no es así.

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Los resultados del estudio

Al entrevistar a los representantes de estas cooperativas, tuve oportunidad de entender si estos supuestos eran verdad. Si los beneficios de la recolección y evaluación de la información recaían, efectiva y principalmente, en actores que no se encuentran en origen.

Al preguntar si la información recolectada era compartida también con los productores, sólo una cooperativa tenía un sistema de comunicaciones digital que brindaba información sobre el estatus de las devoluciones de préstamos. Otra cooperativa puso los registros financieros a disposición de los productores, pero sólo si los solicitan. Finalmente, dos cooperativas proveían el precio de mercado del café individualmente. Al preguntarles si los productores percibían algún beneficio al tener acceso a esta información, las respuestas no fueron claras: únicamente el precio fue mencionado como información valiosa para los productores. Sin embargo, al preguntarles si la información era compartida con otros actores en el café, todos los entrevistados comentaron que compartían información con instituciones públicas y privadas, compradores, donadores, entidades certificadoras, entre otros.

Es muy importante mencionar que este estudio tiene muchas limitaciones. La primera y más importante es que el número de participantes es muy bajo. Además, el estudio se limitó a los representantes de las cooperativas, por lo que no pude relacionarme directamente con los productores para entender qué información podrían considerar útil y benéfica, si pudieran tener acceso a ella. Al saber más sobre el tipo de información que consideran provechosa, hubiéramos entendido mejor cómo adaptar las herramientas de forma más efectiva. Por último, los participantes no me conocían bien, por lo que no compartían con tanta libertad lo que pensaban. Y estoy muy consciente de que eso juega un papel vital para obtener información en campo. No quedan dudas: es necesaria más investigación al respecto.

No obstante, todo esto no cambia el hecho de que el total de los entrevistados (6) dijeran que la información que se recolecta se comparte con otros actores, como compradores, donadores y otras organizaciones, y no con los productores (más allá de algunos detalles básicos sobre el precio o los registros financieros).

Entonces, pensemos por un momento y tratemos de desarrollar este tema ahora que la digitalización está creciendo exponencialmente en la industria. ¿Podemos utilizar estos resultados iniciales de forma proactiva para cambiar el curso de las cosas y brindar los beneficios pretendidos a los productores y cooperativas? ¿Es posible crear un sistema más equitativo para que las relaciones de poder en la cadena de valor puedan ser mejor distribuidas?

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¿Puede la industria jugar un papel más activo?

Como mencionamos anteriormente, la digitalización en origen aún está en su fase inicial, pero avanza muy rápidamente. Hasta ahora, el estudio muestra que el intercambio de datos brinda información valiosa principalmente a los actores al final de la cadena, mientras que los productores y cooperativas facilitan la recolección de información, sin recibir mucho más a cambio.

Y, ¿qué puede hacer la industria? Probablemente, el primer paso es entender la forma en la que la recolección, la administración y el intercambio de información pueden ser adaptados para brindar los beneficios que se esperan de regreso para los productores y cooperativas.

¿Qué es lo que los productores y cooperativas necesitan para beneficiarse también de esta información? Un siguiente, e interesante, paso podría ser hacerlos parte de la solución, preguntarles sobre sus necesidades y desafíos, y adaptar las herramientas de acuerdo a dicha información.

Un reporte publicado en 2016 por el Technical Center for Agricultural and Rural Cooperation (CTA) resalta que los “proyectos en ICT4Ag [Tecnología para la Información y Comunicación para la Agricultura] han asumido, por lo general, que conocen los problemas a los que se enfrentan los productores, pero nunca les han preguntado realmente.(3) En la misma línea, un estudio presentado en 2018, producto de un trabajo conjunto entre el Global Forum on Agricultural Research (GFAR), el Global Open Data for Agriculture and Nutrition (ODAN) y el CTA, menciona que además de crear soluciones que sean asequibles, apropiadas y efectivas, la información debe ser relevante, “los proveedores de servicio deben diseñar o transformar información para que responda a las necesidades y situaciones de los productores”.(4)

Una vez que hemos entendido cuáles son las necesidades, podemos adaptar la tecnología para ser capaces de repartir la información de una forma efectiva y eficiente entre todos los interesados. Para un productor, saber que produjo 20 costales de café durante la última cosecha probablemente no sea de relevancia. Sin embargo, saber que produjo menos que el año anterior o más que el promedio de lo que produjeron sus vecinos es información que puede utilizar más eficientemente en su beneficio y en el de sus compañeros productores.

La tecnología llegó para quedarse y, personalmente, creo que la transformación digital en el café crecerá de forma acelerada, lo que representa una oportunidad maravillosa para que la industria entienda sus limitaciones actuales y se adapte para que los beneficios digitales puedan llegar a todos. Y así, distribuir información de forma equitativa a lo largo de la cadena le permitirá ser más fuerte y más resiliente. Es necesaria más investigación sobre este tema, así como un esfuerzo conjunto para asegurar que la digitalización no se convierta en una de las muchas herramientas que ensanchen la brecha, en lugar de estrecharla, entre los actores al principio y al final de la cadena del café.


[1] International Coffee Organization (2019). Coffee Development Report: Growing Prosperity – Economic viability as the catalyst for a sustainable coffee sector.

[2] Maru, A., Berne, D., Beer, J., Ballantyne, P., Pesce, V., Kalyesubula, S., Fourie, N., Addison, C., Collet, A., & Chavez, J. (2018). Digital and data-driven agriculture: Harnessing the power of data for smallholders. Rome: Global Forum on Agricultural Research and Innovation

[3] Shepherd, A. (2016). Lessons for sustainability: Failing to scale ACT4Ag-enabled services. CTA Case Studies

[4] Maru, A., Berne, D., Beer, J., Ballantyne, P., Pesce, V., Kalyesubula, S., Fourie, N., Addison, C., Collet, A., & Chavez, J. (2018). Digital and data-driven agriculture: Harnessing the power of data for smallholders. Rome: Global Forum on Agricultural Research and Innovation

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